Nuestra realidad virtual
- sertejnar
- 12 ene 2023
- 3 Min. de lectura
La proyección mental de aquello que percibimos (nos dejamos un 99,5% de la información) es nuestra propia realidad virtual, a la que le damos valor, a la que defendemos y protegemos. Visto esto ¿Cuánto hay de ilusión en todo el dolor, ansiedad y miedo que sentimos en nuestras situaciones vividas?
Observa en tu día a día todas esas situaciones que experimentas en relación con los demás. ¿Por qué cada cual vive esas situaciones de maneras tan diferentes? Una misma situación vivida por un grupo de personas si la pones en común puedes ver cómo cada uno experimenta realidades bien distintas. Solo hace falta poner un derbi Barça-Madrid para verificar esta afirmación. Unos ven penaltis clarísimos donde otros ven piscinazos descarados. Unos ven un partido tranquilo donde otros se encienden y la rabia les invade completamente. Parece como que, aunque la realidad es una y neutra, nosotros no la vemos, más bien la interpretamos de formas diferentes. Si encima ese mismo echo analizado es un recuerdo pasado, con todas las modificaciones que eso comporta, ya que la memoria se vuelve frágil a largo plazo, la ilusión es más evidente.
¿Vivimos entonces imágenes mentales? percibimos con nuestros sentidos, únicamente el 0,5 % de la realidad en cada situación que vivimos. Con esa minúscula cantidad de información, la mente interpreta con la influencia de sus recuerdos, sentimientos, creencias, esa situación de vida.
La proyección mental de aquello que percibimos (nos dejamos un 99,5% de la información) es nuestra propia realidad virtual, a la que le damos valor, a la que defendemos y protegemos. Visto esto ¿Cuánto hay de ilusión en todo el dolor, ansiedad y miedo que sentimos en nuestras situaciones vividas? Si llevamos incorporadas unas gafas de realidad virtual que hace que cada uno vea y por tanto viva su propia ilusión ¿Por qué nos empeñamos tanto en creer y defender que la nuestra es la auténtica? Si son ilusiones interpretadas por nuestra mente. No tiene ningún sentido, pero no lo podemos evitar, porque nos define.
El valor que el ser humano le ha dado a su mente y a su capacidad es mayúsculo. La hemos alabado y nos hemos vanagloriada de su influencia en nuestra evolución como especie. El homo sapiens es lo que es y ha llegado donde está gracias a ella. Pero también es la responsable de todas las perversiones que el ser humano es capaz de hacer. Por tanto, hay que tomar consciencia de cómo funciona para ver qué hay detrás de los procesos que nos llevan a interpretar la realidad como la vemos y como actuamos en función de esa realidad. Y así, tal vez, encontrar una relación con la vida más sana.
Entonces la pregunta es clara ¿Nos podemos fiar de nuestra mente a la hora de vivir nuestras experiencias de vida? Si la mente crea la ilusión en la que vivimos, sí no hay mente, ¿podríamos experimentar una realidad más amplia, más auténtica con lo que somos?
¿Alguna vez has realizado una actividad en la que te has sumergido tanto en ella que has perdido la noción del tiempo? ¿Dónde has sentido que te has fundido tanto con esa actividad que has dejado de ser tu mismo? Mucha gente le pasa haciendo surf, escalada, deportes extremos, pintando, haciendo yoga, meditando… Cualquier actividad en la que te sientas realizado, completo.
Es como si desconectaras de ti para ser la propia actividad. En ese momento no hay mente, solo acción. Esos momentos en los que te sientes más vivo que nunca, son los que la auténtica realidad se muestra ante ti. Desaparecen esas gafas de realidad virtual y te conectas directamente con la propia vida. Eres una manifestación de la propia vida en forma de ser humano. ¿Es posible vivir en esa conexión constante con la vida? ¿Es posible experimentar la realidad que nos rodea des de esa perspectiva?
La única manera de comprobar si eso es posible, es darte a ti mismo en cada situación. Y eso significa que debes dejar vacía la mente con la que imaginas para que emerja por sí mismo aquello que tú representas en ese instante para ese instante.



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